Los estados del Caribe conforme lo establece el texto de la Declaración de la Paz y Cese de Guerras (DPCW), deberán reconocer y comprometerse con los grupos y las organizaciones que promuevan la paz como un movimiento mundial.

En ese contexto los estados del Caribe que adopten la Declaración de la Paz y Cese de Guerras (DPCW), deberán ayudar a estos grupos en sus actividades de sensibilización , impartiendo las enseñanzas en derechos humanos y estudios sobre la paz, según lo previsto , entre otros en la Declaración Universal de los Derechos Humanos y la Declaración de las Naciones Unidas sobre Cultura de Paz de 1999.

Los estados del Caribe también deberán reconocer la necesidad de que para poder preservar una cultura de paz duradera, se deberá crear una conciencia pública acerca del valor de la paz. En este sentido, en la DPCW se anima a los estados que conforman el Caribe a que faciliten actividades , conmemoraciones e iniciativas que promuevan la conciencia pública de la paz, incluso la construcción de monumentos de paz como acontece en la República Dominicana, esto como una alternativa a los monumentos de guerra.

Los Jefes de Estado y de Gobierno del Caribe deberán reconocer en el documento de adopción de la Declaración de la Paz y Cese de Guerras que se encuentran en una posición única para promover políticas públicas de cultura de paz, y deberán actuar para ofrecer apoyo a esta declaración para facilitar el cese de guerras.

La Declaración de la Paz y Cese de Guerras (DPCW), también prevé una serie de garantías de condiciones para la promoción de la paz en el contexto de los países del Caribe a partir de la adopción de la misma, como son:

Que los ciudadanos puedan participar en los asuntos políticos del estado como iguales a pesar de las diferencias religiosas o étnicas.

Que los medios de comunicación de mantengan libres, permitiendo que las quejas se expongan y se le dé el debido tratamiento.

Que la educación se imparta para promover el respeto y el entendimiento mutuo entre los diferentes grupos religiosos, de creencias y étnicos.

Que se respete el derecho al desarrollo, incluido el logro de los Objetivos de Desarrollo Sostenible de las Naciones Unidas, y

Que se garantice el bienestar de todos los seres humanos con la participación de mujeres y hombres para asegurar la coexistencia pacífica entre las naciones, estados y pueblos.

Como se observa la DPCW plantea un concepto de paz evolucionado desde la segunda guerra mundial, pues no es solo ausencia de conflictos o guerra, sino es un fin, un objetivo imprescindible para ejercer y disfrutar los derechos humanos en el contexto caribeño.

En el marco de la DPCW la paz se concibe como un valor universal, anhelado y necesario en el mundo actual, no se ha cristalizado y es precaria, debido a las constantes amenazas producto de la violencia, que se da en todos los ámbitos, en los estados, en conflictos armados, en actos terroristas, en los hogares; por el armamentismo y las armas nucleares, por el antagonismo entre los Estados, por las divisiones ideológicas y religiosas, por la injusticia, la represión, la explotación económica y en general, por el menosprecio de la dignidad de las personas.

En la DPCW, la paz se examina reconociendo que se trata de un derecho humano de tercera generación, un derecho humano colectivo, inalienable de las personas, que concierne a toda la humanidad, en la que corresponde el deber fundamental de todos de procurar promover y defenderla, siguiendo las directrices internacionales y el documento de la Declaración de Paz y Cese de Guerras de HWPL.

En este contexto, creemos que la Carta de las Naciones Unidas, y la Declaración de Paz y Cese de Guerras tienen como objetivo contribuir, fomentar y mantener la paz, destacando que la ¨guerra de agresión es un crimen contra la paz internacional que origina responsabilidad internacional¨.

En un interpretación objetiva de la DPCW podemos afirmar que esta analiza el derecho a la paz, su protección y promoción en los conflictos armados, desde la perspectiva del derecho humanitario y de las medidas adoptadas por las Naciones Unidas para proteger y promover los mismos.

En nuestra opinión la DCPW presta atención también, a los elementos necesarios en la construcción y contribución de la paz, desde la perspectiva jurídica y religiosa, sin dejar de mencionar los obstáculos y las amenazas a la paz, reafirmando que las violaciones a los derechos humanos no permiten el logro de la paz.

La DPCW es un verdadero instrumento de paz debido a que la misma constituye un estudio de las cuestiones fundamentales sobre la cultura de paz, tomando en cuenta los actores claves de la comunidad internacional, en este caso a los Estados miembros de la Organización de las Naciones Unidas que son los verdaderos artífices de la paz.

El texto de la DPCW permite, sin lugar a dudas, debatir sobre un tema de todos los tiempos, y por ende, llegar a la conclusión de que todos estamos llamado a construir la paz, y que la paz desde la perspectiva de los derechos humanos y de una cultura de paz, implica un comportamiento encaminado a respetar y promover los derechos humanos de las personas y de solucionar o arreglar pacíficamente los conflictos.

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