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Desastres naturales causan pérdidas económicas diez veces mayores de lo que se calcula, alerta la ONU

Los desastres naturales generan pérdidas económicas reales de hasta 2,3 billones de dólares, una cifra diez veces mayor que los costos directos habitualmente estimados, debido a su impacto extendido sobre las economías, la infraestructura y los ecosistemas. Así lo advierte un informe de Naciones Unidas divulgado este martes, que subraya cómo la crisis climática amplifica estos efectos y acentúa la desigualdad entre países desarrollados y en desarrollo.

El informe, que será debatido en la próxima reunión de la Plataforma Global para la Reducción del Riesgo de Desastres en junio, destaca que en 2023 las pérdidas directas por catástrofes naturales alcanzaron los 69,570 millones de dólares. Sin embargo, estas cifras subestiman los efectos multiplicadores sobre la producción económica, el endeudamiento, el aumento del costo del seguro, y los daños al medio ambiente.


Países más pobres, los más vulnerables

El informe enfatiza que las naciones más pequeñas y vulnerables son las que más sufren, tanto en proporción económica como en capacidad de respuesta. Mientras que en Norteamérica las pérdidas equivalieron a solo el 0,23 % de su PIB, en Micronesia representaron el 46,1 %, una diferencia abismal que revela la fragilidad estructural de muchas economías insulares.

Además, se alerta sobre el creciente endeudamiento de los países en desarrollo para cubrir los costos de respuesta y reconstrucción tras los desastres, lo que perpetúa su vulnerabilidad económica.


Impactos alarmantes: el caso del glaciar Thwaites

Uno de los ejemplos más inquietantes del informe es el rápido derretimiento del glaciar Thwaites, en la Antártida, cuyo colapso podría causar un aumento del nivel del mar superior a medio metro, poniendo en peligro infraestructuras costeras valoradas en más de 1,8 billones de dólares.

Este escenario afectaría gravemente a estados insulares como Kiribati y las Islas Marshall, así como a grandes ciudades costeras como Nueva York y Yakarta.


Seguros cada vez más costosos e inaccesibles

Otro efecto preocupante es el impacto en el sector asegurador. A medida que los riesgos aumentan, también lo hacen las primas de seguros, mientras disminuyen las coberturas. En algunos casos, las aseguradoras están retirándose completamente de ciertas regiones por falta de rentabilidad.

El informe cita como ejemplo a Australia, donde más de medio millón de viviendas podrían quedar sin seguro para 2030 debido al creciente riesgo de inundaciones.


Prevenir, no solo reaccionar

El informe denuncia además que la mayoría de los fondos internacionales relacionados con desastres se siguen destinando a respuestas de emergencia y reconstrucción, en lugar de a prevención y preparación.

Entre 2005 y 2017, de los 137,000 millones de dólares destinados a la asistencia para el desarrollo en desastres, un 96 % se destinó a socorro y rehabilitación, mientras que solo el 4 % (5,200 millones) fue invertido en prevención y preparación.


Llamado urgente a la acción

La ONU advierte que las decisiones actuales en planificación territorial, inversiones y modelo energético determinarán el nivel de exposición de las poblaciones a futuros riesgos. Por ello, el organismo hace un llamado urgente a reorientar las políticas públicas y financiar estrategias preventivas, que resultan más eficaces y menos costosas a largo plazo.

Las conclusiones del informe servirán como base para definir nuevas estrategias globales en la próxima cumbre sobre reducción de riesgos de desastres, que se celebrará en junio en Ginebra.

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